Alexander Hankinson ¡A tope! – November 2024

Mi colego David y yo, ¡llevamos por casualidad atuendos muy parecidos!

Mi colego David y yo, ¡llevamos por casualidad atuendos muy parecidos!

Después de el primer mes caótico, octubre en España ha pasado como un torbellino. Tipicamente, al principio los días parecen eternos como adaptas a un nuevo ritmo. No obstante, como desarrollaba mi ritmo poco a poco, las semanas siguientes empezaron a pasar a toda velocidad. Mi formación laboral está progresando, y mi jefa está dándose cuenta del valor de contar con un chico quien habla inglés nativo. Dado que las publicaciones y comunicaciones científicas siempre se escriben en inglés, ya me pidió ayuda con títulos y aún un abstracto de publicación. En sus palabras, el título que elaboró ella estuvo bien, pero quería que fuera más “sexy”, por ende, mis

El efecto de las inundaciones al autopista (que, por suerte, no tomo para llegar a trabajo)

El efecto de las inundaciones al autopista (que, por suerte, no tomo para llegar a trabajo)

habilidades vinieron bien acogidas para darle un toque especial. A pesar de no ser científico profesional, ni uno quien ha terminado el grado, ahora puedo denunciar, oficialmente, que un titulo que escribí yo va encabezando una publicación científica que está en proceso de revisión con la editoral. Me parece un logro interesante, y aunque el título no es español, agradezco mucho tener un valor que vale suficiente para ser involucrado. Estoy encajándome bien al grupo, y aún salimos para comer y tomar algo hace un par de semanas… Me parece bien tener familia española, en el equipo, somos solo otro chico y yo rodeados de mujeres, lo cual genera algunas bromas; incluso nos llamaron “gemelos” cuando por casualidad un día nos vestimos igual… ¡sacamos una foto!

En el piso, ha llegado un nuevo chico mexicano, quien reemplazó a otro que se mudó a un piso vecino, ¡con mejores condiciones, qué envidia! La noche después de su llegada salimos para disfrutar Halloween. La noche de su llegada, salimos a celebrar Halloween y nos disfrazamos. Aunque no llevábamos un disfraz completo, usamos unas máscaras de lucha libre que él trajo desde México. Los días siguientes trajeron más diversión sino también más caos, como después de una cita con una chica colombiana se me robó la cartera en el metro, un recordatorio claro de los riesgos de una ciudad tan internacional como Barcelona. Es decir, los ladrones se aprovechan de la ciudad más internacional de Europa, y aunque vivo aquí todavía necesito andar con cuidado. Por la mayor parte me cuido bien, sin embargo, al acabar un poco distraído por mi compañera (quien me captivó mucho, tengo que admitir) olvidé poner la cartera seguramente en mi bolsillo abajo en los pantalones cargo. Por suerte, me di cuenta rápidamente de perderla, y pasé la tarde siguiendo el AirTag que había por dentro. También hice amigos con dos policías quienes me llevaron en coche mientras seguíamos el señal. Aunque no la recuperé con éxito, por ser estudiante y no Bill Gates, perdí solo el DNI y la cartera, sin dinero, que me dio más frustración que problemas. Ahora tengo seis carteras vacías en casa, cada una con una nota que dice “que consigas trabajo”, una especie de chiste para recuperar un poco de dignidad.

En mi última actualización, destaqué mi emoción para un viaje planeado a Valencia para bucear, todavía, por desgracia el clima no cooperó. En poco tiempo, España recibió una cantidad de lluvia comparable al total anual. Las lluvias torrenciales causaron inundaciones que paralizaron la ciudad y las autopistas, lo que aplastó mi esperanza de ir buceando. Este desastre ya dio un golpe literal a casas, coches y aún vidas, por ende subrayando la necesidad de prepararse mejor para condiciones más extremas. Justo como el Reino Unido no está bien preparado para el calor, España tampoco lo está para las lluvias intensas. El sistema de alcantarillado no soportó la cantidad imensa que tuvimos, y la forma del paisaje alentó la acumulación de aguas en zonas más bajas. Como el cambio climático intensifica estos fenómenos, esperemos que España desarrolle un plan para el futuro.

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Máscaras de lucha libre con mi compañero de piso mexicano

Máscaras de lucha libre con mi compañero de piso mexicano

After a chaotic first month, October in Spain has passed by like a whirlwind. Typically, in the beginning, the days seem endless as you adjust to a new rhythm. However, as I gradually found my pace, the following weeks started to fly by. My professional training is progressing, and my boss has realized the value of having someone who speaks native English. Since scientific publications and communications are always written in English, she has already asked me to help with some titles and even a publication abstract. In her words, the title she came up with was good, but she specifically wanted a “sexy” title (I think she meant captivating), so my skillset came in handy to get it to have a good ring to it. Although I’m not yet a professional scientist or even a graduate, I can now officially say that a title I wrote heads a scientific publication currently under review. I see this as an exciting achievement, and although the title isn’t in Spanish, I appreciate having skills that are valued enough for me to be included. I’m fitting in well with the team, and we even went out for dinner and drinks a few weeks ago. It’s nice to feel like I have a Spanish family here; in our group, it’s just me and another guy among a group of women, which makes for some fun jokes. They even called us “twins” one day when, by chance, we ended up dressing alike — so of course, we took a photo!

In my apartment, a new Mexican roommate has arrived, replacing a previous one who moved next door, with a better deal — so lucky! The night after he arrived, we went out to enjoy Halloween. Although we didn’t have full costumes, we wore some lucha libre masks he brought from Mexico. The following days brought more fun, but also a bit of chaos: after a date with a Colombian girl, my wallet was stolen on the metro, a clear reminder of the risks in such an international city like Barcelona. Thieves take advantage of Europe’s most international city, so even though I live here now, I still need to stay cautious. For the most part, I’m careful, but as I got a bit distracted that night by my date (who captivated me, I admit), I forgot to keep my wallet secure in the lower pocket of my cargo pants. Luckily, I realized it was missing quickly and spent the afternoon tracking it with the AirTag inside. I managed to make friends with two policemen who drove me around while we followed the signal for a while. Although I didn’t get it back, as a student (and not Bill Gates), I lost only my ID and the wallet, with no money inside — more of a pain than anything else. Now, I have six empty wallets at home, each with a note inside that says, “get a job,” as a little joke to restore some dignity.

In my last update, I shared my excitement for a planned trip to Valencia to go diving, but unfortunately, the weather didn’t cooperate. In a short period, Spain received almost a year’s worth of rain. The torrential downpours caused flooding that bought the city and highways to a standstill, crushing my hopes of diving. This disaster struck homes, cars, and even lives, highlighting the need for better preparation for extreme weather. Just as the UK isn’t well-prepared for heatwaves, Spain isn’t ready for heavy rains either. The drainage systems couldn’t handle the immense amount of water, and the landscape’s shape encourages water to accumulate in lower areas. As climate change is making such phenomena a lot more common, lets hope that Spain develops a plan for the future.

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