Durante mi estancia en Madrid, doy clases de alemán los lunes y los miércoles como actividad extra-escolar a un grupo de niños españoles. Mientras que cada lección implica una nueva serie de retos, la experiencia me resulta muy gratificante.
Uno de los mayores desafíos de estas actividades extra-escolares es el hecho de que nunca puedo recurrir al inglés para ayudarme a explicar una cosa en más detalle, puesto que ninguno de los dos idiomas en los que doy las clases son mi idioma materno, y esto ha sido un acontecimiento sin precedentes para mí.
A causa de la amplia brecha de edad en mi clase (algunos niños aún saben leer, mientras que los mayores están en sus últimos años de la escuela primaria), hace falta estar dispuesto a cambiar la estructura de la lección para asegurar que es interesante, informativa y asequible para todas las edades y los niveles. Vale agregar que, después de un día largo en la escuela, cuando me toca mi el turno de enseñar a los niños, tienen una baja capacidad de concentración, así que hace falta que estas clases faciliten una manera de aprender diferente y más interactivas que una clase normal.
Pese a eso, considero que el programa extra-escolar ha sido una experiencia sumamente positiva. Desde un punto de vista personal, las clases requieren que esté capaz de pensar rápidamente en español de una manera que no se ofrece por un trabajo de oficina. Pero más allá de eso, me satisface mucho cuando los niños salen de mis clases habiendo aprendido palabras y frases que no sabían antes de la clase. Finalmente, espero que, dando las clases de alemán divertidas, pueda transmitir a un grupo de niños la misma fascinación con lenguas que me han dado mis profesores cuando tenía la misma edad.
Los niños me vuelven loco, eso sí!
ENGLISH:
During my time in Madrid I have been leading German classes at an after-school club on Mondays and Wednesdays for a group of Spanish children. Whilst every lesson provides a new set of challenges, I am finding the experience highly rewarding.
One of the greatest challenges of these after-school clubs is the fact that I can never fall back on my English to help me explain something in more detail, as neither of the two languages I am using to teach are my mother tongue- this has been a first for me.
Because of the wide age range of my group- some children hardly able to read whilst the older pupils are in their final years of primary school- you need to be prepared to adapt the structure of the lesson to ensure that it is both engaging and informative for the pupils of all ages. Not to mention the fact that, after a long day at school, by the time it’s my time to teach the children they have a very low concentration span and so these after-school clubs have to provide a different, more interactive type of learning than a regular lesson.
Despite this, I have found the after-school clubs to be a highly positive experience. From a personal point of view, it has demanded that I am able to think rapidly on my feet in Spanish in a way that work in an office doesn’t offer. But beyond that, it is highly satisfying to see the children leaving the classroom knowing words and phrases that they didn’t know before they entered is extremely satisfying. Finally, I hope that by providing fun language classes, I can pass on to another group of children the passion for languages that my teachers gave me at that age.
The kids do drive me bonkers, mind you!