Coming out of quarantine
The first stage towards ‘normality’ was achieved on the 2nd may, when we were finally aloud out for walks or runs, between 6 am – 10 am or 8 pm – 11 pm. Previously our only permitted outings were to the supermarkets or to the pharmacies and thus this felt like huge step for us. My first walk was to the Guadalquivir river were the celebratory mood was accompanied by fireworks. Their reflection glittering on the water in what felt like a symbolic moment in the context of the struggle against the virus.
There was some concern that the sudden influx of people onto the streets would lead to a reverse in the downward trend of cases. However, this never materialised, and cases continued to drop by the day. The lockdown had worked to a tremendous extent and the virus lost any grip it had over Sevilla. The next step was particularly euphoric, especially for the Erasmus students like me who had stayed in the city and missed the old lifestyle. It was announced that from the 11th of May, bars and restaurants were to open. Once again this was met by many with concern however it was to have no impact on the downward trend in Corona virus cases. The regulations were strict, and many bars were fined in the first few days of the new phase as they attempted to bend the rules and make up for the harsh financial situation the lockdown had put them in. But in general, the atmosphere was hugely positive, as a city (and more generally ‘an entire country’) so defined by its bar culture was once again able to do what it loves to do. Whether it be a weekday or a weekend, the bars were packed with people indulging in conversation with the friends they had so dearly missed.
Gradually and cautiously, Pedro Sanchez’s government continued to loosen social and industrial restrictions. Without being complacent, I soon began to feel that things had reached a satisfying level of normality and the reasons I loved Sevilla so much became clear once again.
La primera fase hacia la ‘normalidad’ fue conseguida al 2 de mayo, cuando finalmente nos permitieron salir para caminar o correr, entre las 6 hasta las 10 de la mañana o entre las 8 hasta las 11 de la tarde. Anteriormente, la única salida permitida era a los supermercados o las farmacias y entonces esto se sentía como un gran paso para nosotros. Mi primera salida fue al rio Guadalquivir donde el ánimo celebratorio fue acompañado con fuegos artificiales. Sus reflejos brillando sobre el agua, un momento que sentía simbólico en el contexto de la lucha contra el virus.
Había algunas preocupaciones de que el influjo repentino de gente en la calle invertiría la tendencia descendente de casos. Sin embargo, esto nunca se materializó y los casos continuaban descender cada día. La cuarentena había funcionado enormemente y el virus había perdido cualquier control que había tenido sobre Sevilla. El próximo paso fue particularmente eufórico, especialmente para los estudiantes de erasmus como yo que habían quedado en Sevilla y echaban de menos el estilo de vida de antes. Fue anunciado que, desde el 11 de mayo, bares y restaurantes abrirían. Una vez más, esto era recibido por mucha gente con preocupación, pero no tendría ningún impacto a la tendencia descendente de casos. Las regulaciones eran severas y muchos bares recibieron multas en los primeros días de la nueva fase, porque estaban intentando torcer las reglas y compensar para la situación económica dura que los habían causado por la cuarentena. Sin embargo, en general la atmosfera era muy positiva y ciudad (y en general ‘el país entero’) tan definido por su cultura de bares, podía hacer de nuevo lo que le encanta hacer. Sea un día laborable o un fin de semana, los bares estarían llenos de gente complaciéndose en conversaciones con amigos que los habían extrañado tanto.
Gradual y cautelosamente, el gobierno de Pedro Sánchez continuaba suavizar las restricciones sociales e industriales. Sin ser complaciente, muy pronto llegue a sentir que cosas han llegado a un nivel de normalidad y las razones por que amaba Sevilla tanto, de repente fueron fácil de ver.