Hi everyone,
At the start of June, I decided to go outside of my comfort zone and go to visit Lisbon, Portugal. It was one of the most incredible weekends of my life, full of action and excitement. On the first day, we decided to visit some of the most important sights of Lisbon, in order to soak in the atmosphere and see the things that attract so many tourists every year. We made our way to the Monastery of Jerominos, built in 1501 by King Manuel I of Portugal to celebrate the return of Vasco de Gama from India. The architecture was beautiful, with a creamy renaissance art and the courtyard was perfectly trimmed in the middle to provide peacefulness. Outside the monastery, we met a tuk-tuk driver who offered us a tour of Lisbon in his vehicle for an hour.
In this antique, local vehicle, we passed by the Belem Tower, one of the best sites of Lisbon and something I was dying to see. It is located just outside of the sea, near the monastery and directly on the river. It is a 16th-century fortification located in Lisbon that served as a point of embarkation and disembarkation for Portuguese explorers and as a ceremonial gateway to Lisbon, and was built during the peak of their Renaissance. We were able to tour briefly the UNESCO World Heritage Site and take amazing pictures, before we continued on our journey to the city centre.
In the city, surrounded by the pink and blue buildings that are native to Lisbon we passed upwards to visit some of the best ‘miradoures’ of Lisbon. The views were stunning, of the city from high up views buzzing with life and culture just beside the river. It really captured the essence of the city as we stopped at various points through the antique and ancient streets to capture the view.
The second day, we ventured outside of the city, to a town called Sintra that is about 40 minutes in the train from the Portuguese capital. The small town was amazing, visiting the national palace of Sintra had views of the entire mountains surrounding the town, with its peaks covered in fog from the cloudy day. We ventured upwards, up the mountain after visiting the palaces and visited the Palacio de la Pena, a unique castle that is situated just outside Sintra, and what I loved about it was its uniqueness. The castle is divided in an assortment of colours, a third of it was red, a third was blue and a third was yellow. The array of colours was something I would never see in any other castle of its time. It was one of the principle places of residence of the Portuguese royal family in the 19th century and is situated in an isolated mountain covered in bushes and exotic trees. Despite the tormenting rain, we could not stop laughing as we witnessed the beauty of the castle, interior and exterior and learnt much of its history. Looking down, one could only see fog and steep drops which was terrifying to see. Nevertheless, it was a beautiful castle and the array of colours was very attractive, as it was extremely unique.
The third day, we ended the visit with an amazing trip to Parque das Naçoes, on the outskirts of Lisbon, this renovated suburb provides a huge touch of modernity. The city was recently architected in the 1990’s where the 1998 World Exposition was situated, and remains one of the largest financial districts in Portugal and Europe. Despite the numerous attractions such as the Science Museum and Vasco da Gama Tower, which is the tallest building in Lisbon. We visited the cable cars that take you directly over the sea, giving you a view of the ocean on one hand, and the view of the modern and tall dock on the other hand. Afterwards, we entered the Oceanarium, where we were greeted by thousands of different species of fish, penguins and even otters. I found it very enlightening to visit such a place because marine life is something very important to Lisbon, as they have many different creatures swimming right up to their shores such as dolphins and even occasionally whales.
I enjoyed greatly seeing the variety of fish, having hardly been to such a place before and I soaked in the variety of different colours of fish, in particular the majestic manta rays and sharks that swam in the main central tank.
I thoroughly recommend Lisbon to anyone, particularly those who live in Spain because it provides a breakaway from the Madrid city life and offers a refreshing different taste of ‘iberian culture’.
Hola a todos,
A principios de junio, decidí salir de mi zona de confort, de ir a visitar Lisboa, Portugal. Fue uno de los fines de semana más increíbles de mi vida, lleno de acción y emoción. El primer día, decidimos visitar algunos de los lugares más importantes de Lisboa, para involucrarnos del ambiente y ver las cosas que atraen a tantos turistas cada año. Nos fuimos al Monasterio de los Jerominos, construido en 1501 por el rey Manuel I de Portugal para celebrar el regreso de Vasco de Gama de la India. La arquitectura era preciosa, con un arte renacentista cremoso y el patio estaba perfectamente recortado en el centro para proporcionar tranquilidad. Fuera del monasterio, conocimos a un conductor de tuk-tuk que nos ofreció un recorrido por Lisboa en su vehículo durante una hora.
En este vehículo antiguo y local, pasamos por la Torre de Belem, uno de los mejores sitios de Lisboa y algo que me moría por ver. Está situada justo al lado del mar, cerca del monasterio y directamente en el río. Es una fortificación del siglo XVI situada en Lisboa que sirvió como punto de embarque y desembarque para los exploradores portugueses y como puerta ceremonial de Lisboa, y fue construida durante la encima de su Renacimiento. Pudimos recorrer brevemente este lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y tomar increíbles fotografías, antes de continuar nuestro viaje hacia el centro de la ciudad.
En la ciudad, rodeados de los edificios rosas y azules propios de Lisboa, pasamos a visitar algunos de los mejores “miradoures” de Lisboa. Las vistas eran impresionantes, de la ciudad desde lo alto vistas llena de vida y cultura justo al lado del río. Realmente capturó la esencia de la ciudad, ya que nos detuvimos en varios puntos a través de las calles antiguas para capturar la vista.
El segundo día, nos aventuramos fuera de la ciudad, a un pueblo llamado Sintra que está a unos 40 minutos en tren de la capital portuguesa. La pequeña ciudad era increíble, visitando el palacio nacional de Sintra tenía vistas de toda la sierra que rodea la ciudad, con sus picos cubiertos de niebla por el día nublado. Nos aventuramos hacia arriba, subiendo la montaña después de visitar los palacios y visitamos el Palacio de la Pena, un castillo único que está situado a las afueras de Sintra, y lo que me encantó fue su singularidad. El castillo está dividido en un surtido de colores, un tercio era rojo, otro azul y otro amarillo. La variedad de colores era algo que nunca vería en ningún otro castillo de su época. Fue uno de los principales lugares de residencia de la familia real portuguesa en el siglo XIX y está situado en una montaña aislada cubierta de arbustos y árboles exóticos. A pesar de la atormentadora lluvia, no podíamos dejar de reírnos mientras presenciábamos la belleza del castillo, por dentro y por fuera, y aprendíamos mucho de su historia. Al mirar hacia abajo, sólo podría ver niebla y caídas abruptas. Sin embargo, era un castillo precioso y la gama de colores era muy atractiva, ya que era extremadamente única.
El tercer día, terminamos la visita con un sorprendente viaje al Parque das Naçoes, en las afueras de Lisboa, este renovado suburbio tiene un enorme toque de modernidad. Se trata de una ciudad de reciente arquitectura, de los años 90, donde se ubicó la Exposición Universal de 1998, y que sigue siendo uno de los mayores distritos financieros de Portugal y Europa. A pesar de las numerosas atracciones, como el Museo de la Ciencia y la Torre Vasco da Gama, que es el edificio más alto de Lisboa, visitabamos los teleféricos que te llevan directamente sobre el mar, ofreciéndote una vista del océano por un lado, y la vista del moderno y alto muelle por el otro. Después, entramos en el Oceanario, donde nos recibieron miles de especies diferentes de peces, pingüinos e incluso nutrias. Me pareció muy ilustrativo visitar un lugar así porque la vida marina es algo muy importante para Lisboa, ya que tienen muchas criaturas diferentes nadando hasta sus costas, como delfines e incluso ocasionalmente ballenas.
Disfruté mucho viendo la variedad de peces, ya que apenas había estado en un lugar así, y me empapé de la variedad de colores de los peces, en particular de las majestuosas mantas y tiburones que nadaban en el tanque central principal.
Recomiendo encarecidamente Lisboa a todo el mundo, sobre todo a los que viven en España, porque es una escapada de la vida urbana de Madrid y ofrece un sabor diferente y refrescante de la “cultura ibérica”.