Alexander Hankinson: El cierre del año

Como se acercaba la Navidad, entramos en el periodo del año más intenso en el laboratorio. Había una prisa subyacente por terminar todo lo necesario antes de irse para las vacaciones, y me puse a trabajar con aún más determinación. Ayudé en más que un proyecto, y aún empecé a planificar el nuevo año. Al regresar a España hace unos de días este plan se ha puesto en marcha. Ahora, la jefa me quiere metido en mi propio proyecto, en el de un estudiante de doctorado y, además, en otro proyecto sobre Parkinson de una investigadora postdoctoral. ¡Me parece que este año me va a tener bastante ocupado!

A pesar de la naturaleza exigente de mis tareas laborales, que incluso me ocuparán algunos fines de semana este mes, también estoy planeando hacer unos viajitos por Europa y España, entre más. En Octubre me apunté para subir la montana Kilimanjaro, como parte de una recaudación de fondos para DigDeep Africa, una organización benéfica, que suministra agua potable a comunidades en Kenia. Me inscribí en un momento de locura, en lo cual no pensé en las dificultades de estar en España este año, todavía, poco a poco voy elaborando un plan para recaudar fondos en dos países a la vez. He llegado a crear contenido bilingüe, como pósteres, e intento entablar una caminata de práctica Erasmus por medio de la Universitat de Barcelona, y otra por mi empresa científica. ¡Confío en mi capacidad de ejecutarlo con éxito!

En las dos semanas ante la Navidad, participamos en una variedad de actividades festivas, incluso nuestro equivalente de “Secret Santa”. En españa se dice “amigo invisible”, que tiene razón. Sin embargo, en mi empresa lo hacen más dramático y entretenido con un juego que incluye la posibilidad de robar regalos de otros jugadores. En plan, nuestro juego, denotado “White Tiger” (si, incluso en español se dice en inglés), requiere que cada persona compre un regalito entre 5-15€ y se dejan todos en una caja al centro de la habitación. Secuencialmente, por turnos, sacamos nombres de una gorra y hay que elegir sacar aún un regalo del centro, o por lo contrario, si te gusta más algo que ya se sacó, le puedes robar a alguien. La persona robada por ende vuelve a la caja central para sacar otro regalo. El juego sigue hasta que cada persona tenga un regalo, y se puede robar cada regalo hasta 2 veces antes de que no se pueda más, y en este caso el ladrón le garantiza ser dueño permanente de su artículo. Yo, como estudiante (bastante) nuevo, entré al juego sin intención de robar, por ende saqué mi regalo del centro. Después de unos minutos, un científco con pelo de estilo Einstein me acercó para robar lo que eran juegitos rompecabezas, y cambié de perspectiva en un instante. No realmente me importaba en absoluto los rompecabezas, sino lo interpreté como un señal de los dioses para no volver a ignorar mis deseos. Asímismo, sin culpa, robé una maquina que se corta automáticamente los vegetales y me quedé feliz con este regalo hasta el final. A pesar de los delitos, todo el mundo mantuvo de buen espíritu. ¡Os juro que todavía somos amigos!

Adicionalmente, en mi última semana antes de la navidad me tocó visitar una amiga en Badalona, y experimentar una defensa de doctorado de una colega del laboratorio. En Badalona la gente me vio como si nunca hubiera visto ningún chico rubio en la vida, además por mi falta de necesidad de llevar más de una camiseta en 11 grados (un talento de los ingleses). Nos pasamos unas horas comiendo tapas, y al regresar, casi me quedé atrapado allí porque mi tarjeta TMB quedó vacía, y no tuve tarjeta física para comprar un billete ni recargarla. Las máquinas en el metro no aceptaron pago sin contacto (por móvil o reloj), ni existió ningún aútobus por mala casualidad. Después de pasar varios minutos largos andando en circulos esperando por una racha de buena suerte, una mujer TMB me dio un billete sencillo cuando le expliqué la situación con cara estresada. Logré volver a Barcelona y anduve 30 minutos a casa. La experiencia fue una perfecta ilustración de las ventajas de hablar el idioma local.

El año 2025 sin duda va a traer más locura, caos, y buena experiencia. ¡Hasta la próxima!

Foto en grupo - los científicos después del juego "Secret Santa"

As Christmas approached, we entered the most intense period of the year in the lab. There was an underlying rush to finish everything necessary before the holidays, and I threw myself into work with even more determination. I helped with more than one project and even started planning for the new year. Since returning to Spain a few days ago, that plan has been set in motion. Now, my boss wants me to be involved in my own project, a PhD student’s project, and, in addition, another project on Parkinson’s disease led by a postdoctoral researcher. It seems this year is going to keep me quite busy!

Despite the demanding nature of my work tasks, which will even take up some of my weekends this month, I am also planning some trips around Europe and Spain, among other things. In October, I signed up to climb Mount Kilimanjaro as part of a fundraising initiative for DigDeep Africa, a charity that provides clean water to communities in Kenya. I signed up in a moment of madness, without considering the challenges of being in Spain this year, but little by little, I am crafting a plan to raise funds in two countries at once. I’ve even created bilingual content, like posters, and I’m trying to organize a practice hike with Erasmus through the Universitat de Barcelona and another one through my scientific workplace. I’m confident in my ability to pull it off successfully!

In the two weeks leading up to Christmas, we participated in a variety of festive activities, including our version of “Secret Santa.” In Spain, it’s called “amigo invisible,” which makes sense. However, at my workplace, they make it more dramatic and entertaining with a game that includes the possibility of stealing gifts from other players. In our game, called “White Tiger” (yes, even in Spanish it’s called in English), each person buys a small gift worth between €5-€15, and they are all placed in a box in the middle of the room. One by one, we draw names from a hat and decide whether to take a new gift from the box or, alternatively, to steal something that has already been unwrapped. The person who is robbed then goes back to the box to pick another gift. The game continues until everyone has a gift, and each gift can be stolen up to two times before it becomes permanently owned by the current holder.

As a (relatively) new student, I joined the game with no intention of stealing, so I picked my gift from the box. However, a few minutes later, a scientist with Einstein-like hair approached and stole the puzzle games I had unwrapped, and my perspective shifted instantly. I didn’t really care about the puzzles at all, but I took it as a sign from the universe not to ignore my own desires. So, guilt-free, I stole an automatic vegetable slicer and happily held onto that gift until the end. Despite the “crimes,” everyone remained in good spirits. I swear we’re all still friends!

Additionally, during my last week before Christmas, I visited a friend in Badalona and attended a PhD defense by one of my lab colleagues. In Badalona, people looked at me as if they had never seen a blond guy in their lives, not to mention my lack of need for more than a T-shirt in 11°C weather (a talent of the English). We spent a few hours eating tapas, and on my way back, I almost got stuck there because my TMB card ran out of balance, and I didn’t have a physical card to buy a ticket or top it up. The metro machines didn’t accept contactless payment (via phone or watch), and, by sheer bad luck, there were no buses running. After several long minutes wandering in circles, hoping for a stroke of good luck, a TMB employee gave me a single ticket after I explained my situation with a stressed face. I managed to return to Barcelona and walked 30 minutes home. The experience was a perfect illustration of the advantages of speaking the local language.

The year 2025 will undoubtedly bring more madness, chaos, and good experiences. Until the next update!

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