Phoebe Coleman: Bogotá, Colombia, December 2025

December in Bogotá was just as busy as I knew it was going to be, but delightful nonetheless! I started the month by jumping into Latin dance classes, mainly salsa, which has quickly become the highlight of my routine. Getting to watch a national Cuban salsa competition in a Bogotano theatre was an immense privilege. Seeing dancers from Mexico, Venezuela and Colombia in their peak environment inspired me to take my dance more seriously and join the competition team of a dance academy with the goal of eventually competing at a national level.

Outside of dance, a lot of my favorite moments happened at home. I had multiple dinners in my house with friends, always helping my Spanish without it feeling like studying. Those meals were also a fabulous way to try new Colombian foods and flavours.

Work was still a big part of the month too. I attended an international security and defence fair connected to my job, which gave me exposure to a very global, professional environment. As the year wrapped up, I also got to sing at my company’s Fin de Año event for coworkers and affiliates, which was equal parts nerve-wracking and exciting!

On top of all that, I kept up a personal tradition of singing jazz at my local bar every Saturday, which became a nice creative reset at the end of each week. Overall, December in Bogotá felt like a good balance of trying new things, building routines, and meeting people—definitely a month I won’t forget.

Diciembre en Bogotá fue tan ocupado como me imaginé, pero aun así muy bonito. Empecé el mes entrando a clases de baile: aprendí sobre ritmos tropicales como bachata, champeta, tango y sobre todo salsa – que rápidamente se volvió la mejor parte de mi rutina. Ver una competencia nacional de salsa cubana en un teatro bogotano fue un privilegio enorme. Ver a bailarines de México, Venezuela y Colombia en su mejor momento me motivó a tomar el baile más en serio y unirme al grupo representativo de una academia, con el objetivo de en algún momento competir a nivel nacional.

A parte del baile, muchos de mis mejores momentos fueron en casa. Tuve varias cenas en mi casa con parces, que todo el tiempo me ayudaron a mejorar mi español sin que se sintiera como estudiando. Además, esas comidas fueron una muy buena oportunidad para probar nuevos platos y sabores colombianos.

El trabajo también ocupó una parte importante del mes. Asistí a una feria internacional de seguridad y defensa relacionada con mi trabajo, lo que me permitió moverme en un ambiente muy profesional. Para cerrar, también tuve la oportunidad de cantar en el evento de Fin de Año de mi oficina para compañeros y afiliados, una experiencia tan emocionante como estresante!

Además de todo eso, mantuve una tradición personal de cantar jazz todos los sábados en mi bar local, algo que se volvió un buen reset creativo al final de cada semana. En general, diciembre en Bogotá fue un buen equilibrio entre probar cosas nuevas, crear rutinas y conocer gente. Sin duda, un mes que no voy a olvidar.